Me he pasado el día entre "workshops". El de esta tarde se titulaba "Building research collaborations".
Básicamente, las tres horas de taller se pueden resumir en que el éxito de las colaboraciones científicas (colaboraciones de las de verdad, no confundir con el fenómeno de multiautoría en los artículos) es directamente proporcional a los cafés (o tés, o cervezas, si su religión se lo permite) que te tomes con tus colaboradores. Vamos, que hay que invertir tiempo, y del bueno, para que la colaboración funcione y los resultados lo constaten.
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